Cuenta la tradición oral que la danza de los shagshas era ejecutada por los jefes y oficiales de los ejércitos pre-incas para infundir valor a sus tropas (de origen selváticos). De esta forma se buscaba enfrentar las fuerzas del Inca, las cuales con su avance arrollador iban sometiendo pueblos y permitiendo la expansión del Tahuantisuyo.
El atuendo de estos danzantes consta de principalmente de tres piezas. Una chaqueta con adornos bordados o aplicaciones con figuras de la época pre-inca. Un pantalón ceñido hasta media pantorrilla, de cuyos bordes se cuelgan unos escarpines que cubrían los amarres en los tobillos de las semillas conocidas como shajapas. Y tercero, en la cabeza lucen una peluca desgreñada adornada con cintas delgadas.
Además los shagshas, utilizan en sus danzas, como representación de sus armas, un mazo y un escudo (rodela) bastantes más pequeños que los originales.
Los que tienen la oportunidad de visitar Corongo durante esta festividad y ver bailar a los shagshas quedan absortos de la danza. De un lado, impacta el vigor de la danza y el sonido enervante de los cascabeles, y de otro lado, el atuendo colorido, la cabellera desgreñada y la postura de guerrero nativo.
Jovenes shagshas en la Plaza de Armas de Corongo el año 2000
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(*) El autor es dirigente de la APDICOR y ex- dirigente de la Asociación Juvenil Coronguina (AJC), el Centro Universitario Coronguino (CUC) y del Centro Musical Corongo, ex-presidente de la Federación Distrital Coronguina y ex-vice presidente de la FEPCO. Asimismo fue director de la Revista Corongo.
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