Este desplazamiento duró dos horas. En el trayecto se bailaba en dos grupos. El primer grupo con San Pedrito el Borrachito, bailaba con mucho dinamismo al ritmo de las melodías de los cajeros de panatahuas. Los danzantes llevaban faroles, a San Pedrito sobre sus hombros o simplemente danzaban. Este grupo observaba mucha movilidad, como es usual avanzando y retrocediendo, e incluso atravesando al grupo de baile del Juez de Aguas.
El otro grupo bailaba al compás de la Banda Orquesta San Pedro de Corongo, cuyo eje era el Juez de Aguas, representado en esta oportunidad por José De la Cruz Pioquinto. En el grupo destacaba la indumentaria típica coronguina: hombres con poncho y sombrero, y las mujeres con pañolón, sombrero y velones o botella de anisado o menta. Este grupo avanzaba lentamente, provocando un desplazamiento pausado de toda la muchedumbre.
A los costados de estos dos grupos, acompañaba un amplio contingente de público coronguino. Grupos de baile y de acompañantes mostraron su alegría y conformidad por la preservación de las costumbres coronguinas del rompimiento.
Este conjunto de coronguinos en movimiento se fusionó con otro grupo numeroso que esperaba en las cercanías del local para ingresar juntos a la fiesta acompañando al Juez de Aguas y San Pedrito. Dicho ingreso se realizaba a las 11.30 p.m.
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