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La Hermandad San Pedro de Corongo (HSPC), es una asociación civico-religiosa-cultural, sin fines de lucro, que vela por la festividad de San Pedro y los intereses de Corongo. Este espacio es para difundir asuntos relevantes de la Hermandad y los coronguinos. En tal sentido, los usuarios dispondrán de los documentos fundamentales de la HSPC e información de sus actividades y además de información de la Parroquía de Corongo y todo aquello referido a nuestro pueblo.





26 enero 2008

San Pedro: Mito, Fiesta del Agua e Identidad

La presente entrada transcribe textualmente el numeral 1, 2 y parte del 3, de la sección II, del trabajo del ingeniero coronguino Gilbert Collazos Garay titulado "Corongo: Ensayos diversos I", que se difunde en su página web : http://www.pukatoro.blogspot.com/ . Esta operación se justifica por el enorme interés que reviste para los coronguinos los tres siguientes temas que aquí se tratan: a) el origen de la instauración de San Pedro como santo patrón de la provincia de Corongo, b) como la festividad de San Pedro se fusiona con la antigua fiesta del agua y c) como el San Pedro apostol emerge en la provincia como San Pedro de Corongo.

"SAN PEDRO DE CORONGO

1. El mito de San Pedro

Cuando los españoles llegaron a Corongo antiguo, los indios vivían en 21 aldeas (diseminadas en los distritos de Aco, Corongo, Cusca, La Pampa Yánac) en la parcialidad de Cararupay, del curaca Pomacochache. En cambio los territorios de Bambas y Yupán pertenecían a otra parcialidad (sin nombre conocido) del curaca Collquillax.

Los indios adoraban a los dioses incas (Sol, Luna, Pachacámac), al dios Illapa (Rayo), a los duendes y muchos dioses menores. Adoraban sus huacas (adoratorios), pacarinas (lugar de donde creían provenir), ircas (cerros) y al agua (yacu) y a sus acequias como conductoras del elemento vital.

Al llegar los padres dominicos destruyeron ídolos, huacas; en los cerros tutelares y pacarinas colocaron cruces e iniciaron la difícil tarea de evangelización y extirpación de idolatrías. Como las aldeas estaban muy distantes una de otra era muy difícil realizar una buena labor de catequización. Cuando llegan los padres agustinos erigen la primera iglesia en Hualla, en el territorio del actual distrito de Aco lugar intermedio entre Corongo y Cusca.

Entre las espinas fue hallada la imagen de San Pedro en el lugar denominado Rayán Pampa (Huagalla) y allí los agustinos construyeron la iglesia y entronizaron a San Pedro como Patrón de los 21 poblados, punto de catequización y encuentro de la nueva feligresía, seguramente los fines de semana para no interferir con los trabajos en las encomiendas, obrajes etc. Primero San Pedro fue aceptado como un ídolo mas en su larga lista de dioses, pues nunca se opusieron a tener dioses foráneos sean chavín, Huari, recuay, llacuas o inca. Con el correr de los años se convirtió en Patrón de las comunidades y Hualla fue el lugar de veneración.

Cuando el virrey Toledo ordena la reducción de los 21 poblados al valle del actual pueblo de Corongo, los agustinos inteligentemente llevan la imagen de San Pedro a hurtadillas y la dejan entre las hierbas santas de Antahuella. Es allí donde los naturales encuentran al patrón y los agustinos interpretan que en este valle tenían que hacer una nueva iglesia. Los indios de Aco y Cusca enfurecidos, a escondidas se robaban la imagen y se la llevaban a su antigua iglesia; pero misteriosamente al día siguiente amanecía en Corongo. Así de cansados aceptaron el nuevo adoratorio en el pueblo, que los españoles denominaron San Pedro de Corongo y es allí donde construyen la segunda y definitiva iglesia en honor al “pescador de hombres”. En adelante se celebrarían las fiestas patronales de año en año, en el pueblo de Corongo.

La necesidad de los españoles de tener gente en el cuidado del ganado y los sembríos es que nuevamente se repueblan las estancias (que en 1923 se transforman en los distritos de Aco y Cusca), bajo vigilancia y control de encomenderos y luego por los representantes de los corregidores.

2. San Pedro y la fiesta del agua

La carencia de agua en los poblados y los sembríos hizo que tuvieran una red de acequias y acueductos, que era administrada por los encargados de las dos partes de las aldeas situadas siempre en los cerros. Antes de la llegada de los españoles se hacían grandes celebraciones en honor a las lluvias y a las aguas que discurrían por las acequias para tener acceso a ellas todo el año. En las serranías de Lima, Ayacucho, Junín, etc. siguen celebrando la Fiesta del Agua, como prueba de las ancestrales celebraciones a este vital elemento.

Los agustinos optaron por aprovechar estas festividades indígenas para sincretisarla con el patrón San Pedro y así que la repartición de aguas quedó en manos indígenas con representación en las dos partes (parte arriba y parte abajo). Estos personajes llamados inicialmente alcaldes ordinarios (no confundir con los alcaldes españoles), con el devenir de la república quedaron en manos de los jueces de agua, quienes tienen la obligación de repartir las aguas en su partición, con ayuda de los llamados campos. Las otras funciones de los jueces de agua son celebrar: el cambio de vara, bajada de reyes, la relimpia de acequias y represas con ayuda de los “republicanos”, la semana santa, los carnavales, la fiesta patronal, y la navidad.

La fiesta patronal se celebra desde el 26 de junio hasta el 4 de julio, como parte de una programación anual de actividades que tiene como personajes centrales a los jueces de aguas de las dos particiones, quienes son los herederos de nuestros ancestros indios que hacían sus grandes festividades en honor al agua y que ha sido sincretisada en las fiestas anuales que tienen como principal a la patronal de junio-julio.

3. San Pedro y su nueva identidad

La identidad de San Pedro como apóstol de Jesús, portero del cielo, piedra angular y primer papa de la iglesia católica es asumida en los sectores cultivados de la población, en cambio el pueblo recrea una nueva identidad, desconociendo su origen de la vieja Palestina, para darle un nuevo nacimiento con un “San Pedro nació en Hualla”, pero luego se fue a su nuevo hogar en Corongo y desde entonces se convirtió en coronguino. Al San Pedro coronguino se le atribuye muchos milagros; pero también se le considera castigador, por lo tanto infunde mucho respeto, amor y mucho temor; como consecuencia la fe que se reprofesa es incondicional y ciega.

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